14 de septiembre de 2011

Las Tres "R": Reutilizar (Parte I)


En esta segunda "R" nos ocupamos de un tema un poco más peliagudo que el anterior. Reutilizar significa dar un segundo uso a algo que, aparentemente, ya no nos sirve de nada. Las campañas de reciclaje han dado mucho peso a este punto porque, aunque es difícil, nos hace ver que nosotros somos una parte más de la cadena de reciclado. No se trata sólo de que produzcamos basura de forma racional (reducir) y la tiremos en los cubos correspondientes (reciclar), sino de que, además, nos impliquemos en el proceso en un paso intermedio. 


Portavelas realizado con botellas de refresco. 


Hay gente que piensa que esto de reutilizar es hacer esculturas con latas de refresco o vestidos con pinzas de la ropa (rotas, entiendo, porque si son nuevas no le veo la gracia). Pues sí, eso también es reutilizar. Podéis ver muchas maneras de hacerlo en esta web. Pero para los que no tenemos mucho arte para ese tipo de cosas, ni salero para salir a la calle vestido de tendedero, hay más maneras de hacerlo y de colaborar con el medio ambiente. 

Obra de Guilles Eichenbaum (se puede ver en el blog: Blogar Dulce Blogar)
De nuevo os propongo algunas de las cosas que yo misma hago en mi casa para que veáis que no es difícil y que cualquiera puede hacerlo. 



Bolsas 

Como ya os adelanté en la "R" de REDUCIR, en mi casa usamos la (abundantes) bolsas de plástico que nos rodean como bolsas para la basura. En este caso se trata de un segundo y último uso, pero siempre es mejor usarlas que tenerlas muertas de risa o tirarlas. Por cierto… si las tiráis ¡siempre al contenedor amarillo! 

Papel 



Yo trato de imprimir a doble cara y de usar los folios siempre por las dos. De todas formas, siempre hay casos en los que es necesario presentar un trabajo a una sola cara. Muchos profesores se animan a aceptar los trabajos que estén imprimidos por las dos, aunque deberían ser todos los que lo hicieran, porque un trabajo bien presentado y bien hecho no es peor por ir a doble cara. Otras veces en la fotocopiadora se han equivocado al imprimir mi documento, o he fotocopiado unos apuntes que pensé que me servirían pero que en realidad no lo han hecho. 

En esos casos hay que usar de nuevo esas caras del papel antes de tirarlas al contenedor azul porque, como os digo, ese paso intermedio es responsabilidad nuestra. 



Muchas veces no necesitamos papel blanco e impoluto para escribir. No es lo mismo presentar un informe que tener que apuntar algo mientras nos lo dictan por teléfono. Hay que saber diferenciar el uso que le damos al papel, para así poder utilizar uno u otro. 

Se pueden usar de nuevo: 
  • Los trabajos de la universidad que ya habéis presentado, que os han devuelto corregidos y que ya tenéis en formato electrónico, porque si lo guardáis en un CD (como hago yo con mis apuntes) ya no os hace falta tenerlo en papel (a menos que sea muy importante). 
  • Los documentos que ya no vais a necesitar, siempre que no sean confidenciales. En mi caso, las leyes que tengo que llevar a algún examen y que, por desgracia, no son leyes muy importantes ni me van a servir de nada. Valen igual los borradores de un informe que habéis presentado de forma preliminar a vuestro jefe, por poner otro ejemplo. 
  • Los cuadernos que tenéis a medias. Muchas veces de las 80 hojas de un cuaderno normal y corriente no gastamos ni la mitad. Esto les pasa mucho a los niños con los cuadernos de clase: en algunas asignaturas necesitarán dos cuadernos en el curso (como en Matemáticas) y en otras no usarán ni diez páginas. Se pueden arrancar las hojas que ya están usadas y reciclarlas, y las hojas que queden se dejan enganchadas a las anillas para usarlos de nuevo. Muchos profesores se apuntan a la moda de que sus alumnos usen el cuaderno del año anterior hasta que se les acabe en lugar de exigir uno nuevo al comienzo del curso. En mi caso, por ejemplo, en los 4 años de la E.S.O. utilicé el mismo cuaderno de Música, porque mis profesores consideraban que lo que había que escribir era mínimo y que así lo teníamos todo en uno. No hay que avergonzarse de este ahorro, no significa que seamos pobres ni que no tengamos dinero para más cuadernos, sino que usamos los recursos de forma sostenible y tenemos dos dedos de frente. 
  • Impresiones que han salido mal. Yo, por lo menos, no soy ninguna experta con la impresora. Muchas veces en casa las cosas me salen mal o la tinta se mueve, y no puedo presentar ese trabajo en clase. Lo primero que hago es detener la impresión en cuanto veo que no está saliendo bien para no gastar folios en balde. Luego recojo esos folios y los guardo para otras cosas.

Todos estos papeles los podemos usar de la siguiente manera
  • Para tomar apuntes o hacer resúmenes de los libros de texto. Mucha gente en clase toma apuntes en sucio para luego pasarlos al ordenador o a limpio. Si ese es tu caso puedes dar un segundo uso a esos folios que tienes sólo por una página, y si los pasas a limpio usar de los otros. De todas formas, los apuntes a limpio también se pueden tomar en hojas ya usadas por una cara y quedan igual de preciosos. 
  • Para estudiar, especialmente en las ciencias. Para muchas asignaturas es necesario tener un papel y un lápiz al lado. Para hacer problemas de Matemáticas o Física de cara a un examen no es necesario usar papel blanco, se pueden usar los cuadernos viejos o los papeles de sucio. 
  • Para hacer libretas. Si tenemos una gran cantidad de folios en sucio podemos cortarlos en cuartillas (o incluso en trozos más pequeños) y ponerles un par de grapas a un lado. Así tenemos unos cuadernitos que podemos tener al lado del teléfono, en la mesilla de noche o en la cocina, para, por ejemplo, tomar notas improvisadas mientras nos llaman, para apuntar lo que me dice el jefe mientras pasa de refilón por mi mesa, para hacer la lista de la compra o para que un niño se entretenga un rato con unas pinturas de colores. 
  • Para nuevas impresiones. De nuevo, hay que saber distinguir el uso al que se destina el papel. Si estoy imprimiendo un formulario para pedir una beca necesitaré papel blanco. Pero si lo que imprimo es un itinerario para llegar a algún lugar, o un dibujo para mi hijo, o la estantería que me gusta porque la he visto en la web de IKEA y se la quiero enseñar a mi mujer, quizá tenga que poner en la bandeja un folio ya usado para imprimir por la otra cara. 


Material de papelería

En muchos casos la cantidad de material de papelería que nos regalan es considerable. Según tu profesión o tu puesto de trabajo quizá te regalen notas adhesivas con el nombre de productos de promoción, o bolígrafos y lapiceros de propaganda, cuadernos de notas… Incluso puede que alguien de tu familia tenga esos trabajos y te traslade alguno de esos productos. 


Todo ese material hay que utilizarlo, aunque de nuevo pueda parecer que es absurdo creo que es necesario decirlo. Esos lapiceros hay que usarlos y los bolígrafos hay que gastarlos hasta que no escriban. No son de marca y a lo mejor no tienen la punta 0.7 que nos gusta, pero nos pueden salvar de un apuro si los llevamos en el bolso o sernos muy útiles al lado del teléfono. 

Lo mismo pasa con las notas adhesivas de regalo. No hay que presuponer que porque son de regalo son de mala calidad, a veces las cosas nos sorprenden. Y aunque no peguen con la precisión de las que podamos comprar a precio de oro, seguro que hay notas que escribimos y pegamos en un libro que no están sujetas a tanto trajín como para caerse. Seguro que también señalamos páginas en libros menos importantes y no merece la pena comprar las otras si tenemos tacos de éstas…



 En la PRÓXIMA ENTRADA continuaremos con el tema de REUTILIZAR. 

1 comentario:

  1. Llama la atención ver cómo resultan casi necesarios periodos de trastorno económico como el actual para que mucha gente reflexione y se dé cuenta de la cantidad de cosas que pueden seguir siendo utilizadas tal y como son a pesar de su edad, o bien desempeñar una segunda función para la que en principio no fueron diseñadas. Supongo que viene a ser como la vieja frase que decía que nunca se sabe lo que se tiene hasta que se pierde. Por otra parte, no me alegro en absoluto de que hayamos pasado de los cielos a la tierra llana en menos de un lustro, ni de que haya tanta gente sin trabajo o peleando con el banco para no verse durmiendo bajo un puente. Ahora, aunque sea "por las malas", la gente está descubriendo las posiblidades que ofrecen muchísimos de esos objetos que antes se desechaban como un clinex tras su uso. Decir por ejemplo que me traen ordenadores para reparar con, en algunos casos, más de diez años, algo bastante llamativo cuando hasta hace relativamente poco la prática para muchos era cambiar de ordenador, a lo sumo, a los dos años o tres años.

    Gracias por los consejos y ánimo con el siguiente artículo.

    Un abrazo!

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