29 de noviembre de 2013

La Tartera: las sobras de ayer

A mí me gustan los blogs de cocina. Leo algunos y voy descubriendo otros poco a poco, a base de pinchar en enlaces que aparecen aquí y allí. Incluso leo blogs de cocina extranjeros, muchos. El azar me llevó concretamente a Australia, y allí fue un no parar de conocer un blog detrás de otro.
 
En esos blogs he leído muchas entradas acerca de cómo aprovechar la comida que sobra, y en otras muchas conversaciones a mi alrededor he escuchado lo difícil que era comer esas raciones de alimentos que van quedando sueltas. Las ideas son de lo más dispar, desde esos guisos en los que se puede juntar todo (no me los imagino muy bien, la verdad, pero serán algo parecido a nuestras croquetas de cocido, digo yo) hasta hacer una especie de comida a base de tapas. 

Yo tengo la teoría de que lo que hay que hacer es comerse esas sobras, porque no es tan difícil, no hay que estrujarse el cerebro, y mi humilde contribución a ese gran tema de "cómo aprovechar la comida que sobra" es simplemente la siguiente: métela en tu tartera


Si sobran dos trozos de pescado ya tienes un segundo plato. 
Si sobró un poco de verdura tienes para un primero. 
Si sobraron tres croquetas, dos empanadillas y... vaya usted a saber qué, ya tienes otra ración. 
Si ves que ya tienes apañado el día siguiente, piensa en ese día en que no tendrás tiempo y congela lo que sobró para tiempos peores... y si es mucho haz dos o tres tarteras.
Si ha sobrado parte de un guiso es aún mejor, porque suele darse el caso de que los sabores de estos platos mejoran al día siguiente.

Hablando con el corazón: comer recién cocinado es un manjar. Pero comer algo del día anterior no es el fin del mundo. Las opciones son múltiples aunque la esencia es muy sencilla: no dejar que la comida se estropee en la nevera, y mucho menos tirarla.

Fuente.

No hay comentarios:

Publicar un comentario